viernes, 14 de septiembre de 2012

FELICIDADES!!!



Sinceramente  no sé cómo empezar a escribir esto. He pensado en muchas formas y maneras, pero ninguna llega a convencerme.

Dicen que el universo se creó a partir de una gran explosión y de ahí salieron, como si de un millar de chispas se tratasen, los planetas y demás astros.

Hace 18 años ocurrió algo parecido pero a una escala mucho menor: tu nacimiento. A partir de ese momento comenzaron a surgir las chispas que han confeccionado tu vida como por ejemplo tus primeros pasos, tus primeras palabras, etc. Todos los momentos que tú crees importantes en tu vida.

En el universo las “chispas” terminan apagándose y destruyéndose. Con esto no te quiero transmitir negatividad, sino que hagas que tus chispas crezcan y que en vez de apagarse, se transformen en una llama. En una fuerte llama de esperanza y de amor. En una llama que te guie y te ilumine en tus peores momentos y que haga que TU te sientas orgullosa y feliz.

Creo que esta es una bonita forma de felicitarte.

lunes, 3 de septiembre de 2012

DIAS DE VERANO



Aun quedan días de verano, así que cojo la bicicleta y salgo a dar una vuelta para despejarme de la siesta. Ya tengo fijada una ruta y un sitio donde parar.

Llego al río, el lugar donde paro a descansar un rato. Saco la toalla de mi mochila y la extiendo en la verde hierba del césped. Para ser finales de agosto, todavía hay mucha gente. Sentado, miro hacia el río. Observo el antiguo puente que lo cruza. El río tiene una pequeña caída que hace que el agua choque entre si y también golpee las piedras. Me concentro en el ruido del agua. Me gusta el ruido del agua. Da igual que sea de una cascada, un salto o la lluvia. Es un sonido… relajante.

Unos niños jugando me despiertan de mi ensoñación. Abro los ojos y los veo jugar. Se divierten sin ningún tipo de problema o preocupación. La idea de unirme a ellos me hace sonreír. Lo dudo un instante pero el sonido de una guitarra llama mi atención.

Un grupo de jóvenes, con sus cervezas, se divierten bajo el tibio sol de finales de agosto. Uno de ellos toca la guitarra mientras los demás cantan, lo miran o hablan entre ellos. El joven comienza a tocar los acordes de una canción que es conocida y me trae buenos recuerdos. California dreaming. Me quedo mirando fijamente, hipnotizado. La maestría de sus dedos arrancan las notas de las cuerdas que hacen vibrar la canción por el aire.

Desvío un poco mi mirada y me fijo, dentro del grupo, en una pareja que se abraza mientras escuchan. Se miran a los ojos y se transmiten uno al otro sus emociones, sin tener ninguna barrera entre ellos y sin utilizar las palabras. Se besan y me pregunto a mí mismo, dónde están los besos que no he llegado a darte.
Me tumbo y miro al cielo. Escucho la música, las risas y el agua. Veo las nubes pasar. La sensación de paz, tranquilidad y calma me inunda y me invade.

Giro la cabeza porque un susurro me distrae. Es una chica estudiando. Se ve que le está poniendo empeño y esfuerzo. Miro al sol y el reloj. Es hora de regresar a casa. El ocaso me acompaña hasta allí. Para ser finales de agosto, el sol esta tibio, pero sigue desprendiendo mucho calor.

miércoles, 1 de agosto de 2012

VOLVER. OLVIDAR. REINICIARSE. RENACER. SORIA.


Todo empezó en la oscuridad. Una oscuridad que llegó de repente, sin avisar y se cernió sobre mí. Dentro de esa oscuridad hubo destellos de luz y felicidad tan efímeros que, duraban lo mismo que una exhalación de aire o una estrella fugaz cruzando el cielo. Aunque hubo una minúscula luz que permaneció en medio de aquella oscuridad y un día, si esperarlo, me llamó para que acudiera a ella. Así que comencé el viaje.

Acabo de llegar de Astorga. He decidido no quedarme allí porque mañana me espera un largo viaje y dos duras semanas. Voy a acostarme y descansar; mañana toca madrugar para hacer la maleta. Me cuesta mucho dormir. ¡Bum! Me despierto cuando el autobús atraviesa un bache. Estoy camino de Soria, escuchando The House of Risisng Sun. Creo haber soñado que ya estaba allí pero solo han debido ser recuerdos de los dos años anteriores. Miro el reloj. Todavía queda mucho viaje. Durmamos.

Los rayos del sol que entran por la ventana me despiertan y lentamente me voy dando cuenta de donde estoy. Imagínate un lugar, donde el tiempo pudiera pararse, un lugar rodeado de naturaleza. Imagínate un lugar, donde la cobertura no existiera y estuvieras aislado del mundano mundo. Imagínate un lugar, en el que la única contaminación acústica es el golpeteo de la lluvia sobre el tejado, los árboles y el suelo; el agua cayendo de una pequeña cascada; el viento soplando y pasando entre la arboleda y las risas de los niños divirtiéndose. Yo he estado en ese lugar. Estuve en ese lugar. Parece ser que la luz me devolvió al lugar donde año tras año, recupero la paz.

Ha sido un primer día duro. La llegada de los niños. Les ayudamos con las maletas. Alguna pesa demasiado. Les enseñamos las instalaciones. Comemos. Tiempo libre. Juegos de presentación. “Hola. Me llamo Adrián.” “¿Cuántos años tienes? ¿45?” Merienda. Juegos. Tiempo libre. Juego de la noche. Agua, pis y cama. Insomnio. No se duermen. “Tú, tú y tú, a correr.” Silencio. Pero esto continúa… Levantarse. Desayunar. Juegos. Descanso. Talleres. Comida. Tiempo libre. Chorrón. Duchas. Cena. Tiempo libre. Gymkana nocturna. Cama. Insomnio. “A dormir.” Silencio. ” ¡Noelia!” Marcha. “Andrei, deja el palo y las piedras.” Lagartijas. Voces en la oscuridad. Gritos. Ermita. “No tengo vaso.” Risas. Canciones. “Monitora, monitora.” Magia. Agua. “Ñuma, castigada.” Dormir. Pegamento. “¡Darío!” Laguna negra. “Nos hemos comido a tu primo el pollo.” Ronquidos. “¡Miriam!” Grupo 5, el mejor grupo de todos.  Tijeras. “¡Adri!” Nocilla. Agua. Risas. “¡Sara!” Piscina. Picotazos. “¡Alba!” Agua. Heridas. Sangre. “¡Laura!” Perro. Cine. Lluvia. “¡Rodrigo!” Luz. Agua. “¡Dejad al perro en paz!” Música. Agua. Risas. Risas. Risas. Noto como la luz que me ha llevado hasta allí, se hace más grande y explota dentro de mí. Como una supernova. Felicidad.

El ladrido de un perro me despierta. Estoy tumbado en un colchón, dentro de mi saco y con el cuerpo dolorido y sin descansar lo suficiente. Abro los ojos esperando ver el techo y la ventana del aula. Ya estoy en Soria ciudad. En la habitación. Que rápido ha pasado todo.

El agua caliente de la ducha golpea mi cuerpo y hace escocer mis numerosas heridas. El cansancio físico y mental de varios días y las pocas horas de descanso nocturno habían hecho meya en mí, pero algo había cambiado. Mi sonrisa es más amplia y radiante. Felicidad.

jueves, 31 de mayo de 2012

SUEÑOS


A veces, cuando estoy tendido en mi cama, boca arriba, en entradas horas de la noche y escucho la campana de la ermita dar la hora, me pongo a pensar. Pienso sobre la vida, sobre mi vida. Pienso en el pasado, en momentos ya sucedidos, y en qué hubiera ocurrido si hubiera hecho o dicho algo diferente o distinto. ¿Y si…? ¿Y si no…? Llego al presente. El tiempo que antes me parecía eterno, ahora me parece un suspiro. Tan efímero. El futuro está por escribir pero ¿Qué me depara? ¿Cómo seré dentro de algunos años? ¿Qué ocurrirá? ¿Llegaré a ser lo que yo quiero ser o por lo que he luchado tanto? Miedo e incertidumbre no son buenos pensamientos.
A veces, cuando estoy tendido en mi cama a entradas horas de la noche, me imagino que haría si pudiera volver atrás en el tiempo. Sería más atrevido y cambiaría el guión pero no acabaría siendo la misma historia; habría cambiado. No sería yo. No tendría miedo de hacer cosas porque sabría que una negativa no es el fin del mundo. Arriesgaría y me atrevería. Pero no sería yo.
A veces, cuando a entradas horas de la noche me encuentro tendido en la cama, me imagino qué haría si tuviera una máquina del tiempo. Viajaría atrás en el tiempo para ver si Jesucristo existió, para conocer las antiguas culturas, para pasear por la Atlántida, para vivir la leyenda de The Beatles, para desenmascarar la llegada a la luna, para… pero sobre todo, para verme como era de pequeño, para guiarme a mí mismo y darme ayuda. También viajaría al futuro para saber cómo seré. Pero sabiendo las cosas que haría en el futuro, al volver al pasado podría cambiarlas a mi gusto y ya no sería yo.
A veces, cuando tañe la campana de la ermita a ya entradas horas de la noche y me encuentro tendido sobre mi cama, me duermo. Y mientras duermo me doy cuenta de que te he visto muchas veces pero nunca he llegado a conocerte.

sábado, 24 de marzo de 2012

LA HISTORIA DE SIEMPRE.

Su relación, si se le podía llamar relación, hacía tiempo que había fracasado, pero Alaín seguía pensando en ella de una forma diferente a una amiga.

Todo empezó el día que la conoció. Nunca habría pensado que una chica como Heri, fuera tan diferente de cómo aparentaba. Poco a poco se fueron conociendo y poco a poco, Alaín se iba enamorando, sin saber que ella tenía novio. En el momento que descubrió ese detalle, su ánimo se vino abajo. Aun así, siguió manteniendo latentes esos sentimientos porque le hacían sentir bien y notaba que su vida fluía con más facilidad. Así es el poder del amor.

Los días siguieron pasando. Heri cada vez se sentía mejor al lado de Alaín. Eran muy buenos amigos y cuando un atisbo de amor hacia él, recorrió su cabeza, ella, lo apartó sin piedad. No podía permitirse esos pensamientos. No serian buenos para su relación. Pero el amor es como un virus, puede escabullirse de sus verdugos, esconderse y volver a infectar mas tarde.

Por otro lado, se encontraba Alaín, que disfrutaba de cada momento que estaba con Heri y lo grababa a fuego en su memoria. Cada vez pensaba mas en ella y esto llegó a influirle y a atormentarle tanto que decidió expresarle su amor y sus sentimientos. Alaín siempre había sido un soñador romántico y pensaba que Heri dejaría a su novio por estar con él. Entonces sucedió. Alaín apartó a Heri de su grupo de amigos, la miro a los ojos y le dijo lo que tanto tiempo había querido expresar.
- No, por favor. No me digas eso. Por favor. Sabes que no puede ser, Alaín. Tengo novio.

Él esperaba un beso, pero no fue así. Fue más doloroso de lo que él esperaba. Sonrió y se fue.

Heri tenía miedo de que su amistad con Alaín hubiera acabado, aunque tampoco se atrevía a dar el primer paso para hablar con él después del desafortunado encuentro. Se distanciaron. Él por las pocas ganas que tenia de verla, de escucharla,… ella porque no sabía que decirle y no quería herirle más. Pero el tiempo tiene la capacidad de sanar y curar.
Abatida y desconsolada, Heri llamó a Alaín. Lo necesitaba. Su novio le había pedido que se distanciaran un tiempo. Alaín sabía que tenía que dar lo mejor de sí para con su amiga y una noche, sin querer, se quedaron solos. El hechizo del amor los hipnotizó. Lo que Alaín había intentado olvidar y lo que Heri había evitado a toda costa, resurgió con mucha más fuerza. Se besaron.

Fue una época feliz mientras duró. Heri seguía queriendo a su novio y este volvió a su vida. Alaín sabía que pasaría y decidió salir de la vida de Heri para siempre. Así, se evitarían muchos dolores y daños.
Aquella era su última noche en la ciudad, así que Alaín salió con sus amigos para poder disfrutar de ellos una vez más, pero no la ultima. Se quería despedir de todos, y de forma indirecta, también de Heri. Avanzada la noche, se encontraron y comenzaron a hablar y a ponerse al día con sus actuales vidas.

Sin esperarlo salió el tema que llevaban arrastrando durante tanto tiempo. Heri insistió en hablarlo, Alaín a regañadientes, aceptó y a cada momento que se le presentó, intentó cambiar de tema. No lo consiguió. ¿Por qué sacaba ese tema si se suponía zanjado? Alaín no quería hablar de ello, hasta que Heri le preguntó:
- ¿Te vas a olvidar de mí?

En ese momento es cuando asomó la cabeza el lado romántico de Alaín para ver qué pasaba. Siendo realista, que lo era, Heri no estaba a su alcance. Ya no.
- Ya no tengo novio. Me puso los cuernos.

A partir de ahí, cambió la noche. Se fueron los dos solos por los bares.
En el último, empezó a sonar “Oh Darling!”. Heri se abrazó a Alaín y comenzaron a bailar lentamente.

- Esta canción me recuerda a ti. – dijo Alaín.
Y solo bastó una mirada para que comenzaran a besarse.

Amanecieron en la misma cama, pero no a la vez. Alain salió de casa de Heri mientras en su cabeza sonaba “Here comes the sun”.

miércoles, 14 de marzo de 2012

A DAY IN THE LIFE

Se sentó a leer el periódico en una de las mesas del bar. Comenzó leyendo una noticia sobre como el ejercito de Siria destruía lo poco que esas personas inocentes tenían, y como destrozaban familias a golpe de cañón, misiles y balas. Entonces ella se sentó enfrente de él.
- Hola. ¿Qué tal? - le preguntó.

Él desvió la mirada del periódico y la dirigió hacia su acompañante.

- ¡Hola! - se sorprendió – Estoy bien, aquí, enterándome de las noticias del mundo. – dijo mientras cerraba, doblaba y dejaba el periódico a un lado.- ¿Y tú?

- Bien, acabo de salir de clase, te he visto y he parado a ver como estabas.

- Bueno, me desperté y me caí de la cama. Después tomé una taza de café y me lavé los dientes y la cara. Cogí mi abrigo y mi sombrero, y encontré el camino para bajar las escaleras.

Ella se rió de lo absurdo que sonaba todo eso y le dijo:

- Pero, si no llevas sombrero.

- Ya, lo he dicho para parecer más interesante.

Y así charlaron durante largo rato, hasta que llegaron a un tema espinoso.

- Me dices que quieres una revolución. Sí, todos queremos cambiar el mundo, ¿sabes? Dices que tienes una solución. Muy bien, veamos tu plan, pero no cuentes con mi contribución. Creo que no vas a lograr hacerlo con nadie de todos modos. – dijo de forma acalorada y alzando la voz. Entonces, se levantó y continuo diciendo – Quieres una revolución. JA. Libera primero tu mente, mejor, después veras la evolución.

Cogió el periódico del bar y salió de allí rápidamente. Las dudas que poco a poco habían surgido en su cabeza florecieron y dominaron sus pensamientos. ¿Por qué lo había hecho después de todo el daño que causó? ¿Por qué no tuvo valor? Aceleró el paso para intentar dejar las dudas atrás. No era posible.

Llegó a casa y se dio cuenta de que había robado el periódico, así que continúo leyéndolo. Esta vez se paró en una noticia trágica. Decía que un joven que había alcanzado su meta, había sido arrollado por un camión por un camión. El joven no se había dado cuenta de que el semáforo había cambiado y el camión lo envistió rompiéndole el cráneo y volándole los sesos. Había una foto del accidente y aunque la noticia era bastante triste y cruenta, el no hizo más que reírse.

- Un día en la vida – dijo.

jueves, 16 de febrero de 2012

LA FELICIDAD ES UN ARMA CALIENTE.


Era una tranquila, fría y silenciosa noche de invierno. Las horas ya estaban avanzadas, de ahí que no hubiera ruido alguno. De pronto, un grito encolerizado rompe ese silencio.
- Dime, venga, dime. ¡Dímelo! Necesito una dosis porque voy de bajada. ¡Vamos! Estoy hecho polvo desde que caí de ahí arriba. ¡Necesito una dosis porque estoy de bajón! – gritaba mirando al vacio e iracundo.
Él, agarrando una silla, la parte contra una de las paredes de su casa, coge un vaso y cuando acaba de beber, lo tira contra el suelo. Al recoger los cristales se hiere y decide descargar su ira contra la mesa.
Su casa no era la misma desde hace ya muchos meses. Además de su casa, algo más había cambiado. Él. Él había cambiado. Al principio decoró con recuerdos toda la estancia, pero esos recuerdos se convirtieron en tormento. Recuerdos tormentosos que llegaron a invadir sus sueños, transformándolos en pesadillas e insomnio. Sobre todo, horas y horas de insomnio, preguntándose el por qué de las cosas.
Como dormía pocas horas, y cada día menos, su humor y su actitud fueron cambiando, al igual que su casa. La rabia de no poder dormir tranquilamente se plasmaba en muebles rotos, fotos arrancadas y mucha destrucción.
- ¿Dónde han quedado aquellos días gloriosos? – Se preguntaba cada mañana al despertarse – Necesito despertar. Necesito despertar y descansar mi mente. ¡Necesito despertar! ¿Dónde están los días gloriosos? – comenzaba a sollozar y a llorar, porque no encontraba respuesta, porque un fuego lo corrompía por dentro. Fuego de ira y de odio.
Agrupó los trozos de la silla y de la mesa, y de algún mueble más, y se dirigió a la “habitación del fuego”. Para no tener que limpiar sus múltiples destrozos, decidió quemarlos. “Limpio” una habitación y la renombro como: “El servicio de limpieza”. También había hecho agujeros en las paredes para ventilar y no intoxicarse ni ahogarse con el humo.
Durante largo rato se quedo mirando el fuego. Eran como las llamas que ardían en su interior, esas llamas oscuras y negras que lo quemaban por dentro. Odio.
Cogió un álbum de fotos, paso paginas mirando algunas y eligió la de una chica.
- Ella es una de esas chicas que no se pierde nada. Dime, dime ¿Cuál es la respuesta? Serás muy buena amante, pero no sabes amar. No tienes ni idea. No vales nada como puta. Mientes con los ojos mientras tus manos están ocupadas haciendo horas extra. – y así, arrojo la foto al fuego.
Empezó a caminar por la casa, llegó a su habitación y de espaldas a su colchón empezó a farfullar, como si invocara a alguien.
- Madre superiora, desenfunda el arma. Madre superiora, desenfunda el arma. ¡Madre superiora, desenfunda el arma! – y como si le disparasen, salió despedido hacia atrás y cayó sobre el colchón. No sabía si era realidad o se encontraba en un sueño.